"Así que algo que creíamos eterno se volvió efímero, nos encontramos olvidados mutuamente y no creo que quiera cambiar de actitud al respecto.." .
Comencemos por tratar de comenzar, como lo dije varias veces, ya que no creo que hayan entendido porqué empecé con esa frase entre comillas, que quiere decir que alguien lo enunció. Mas específicamente, debería explicarles porqué estoy hablando de lo que siento respecto a ese muchacho.
Sí, el suelo tiembla cuando lo veo, y muchas cosas me pasan desapercibidas, no entiendo lo que solía entender, siento dinosaurios en el estómago y vergonzosamente muchas cosas mas, que les confirman que sí, me enamoré perdida y mediocremente.
Él no era tan atractivo como fueron muchos de mis amores platónicos del secundario, pero creo que me perdí en su manera despreocupada de enfrentar los hechos. Cuando lo ví por primera vez estaba en un bar de Palermo, terminando de escribir un artículo sobre los sobrevivientes del holocausto, aunque tendría que admitir que esa no fué la razón por la cuál decidi instalarme en ese lugar, más bien, me encontraba en uno de aquellos días en que solamente, no gustaba de la energía en ningún aspecto.
Así que lo vi, sentado cerca de un ventanal, tomando algo que supongo que fué licor de menta, sonriendo pero no riendo de los comentarios que de alguna forma si le causaba chiste a sus compañeros (supuse que fuesen colegas, ya que tenían las mismas corbatas .Sí, amo los detalles) y me llamó la atención el libro que tenia al lado de su vaso,"La mano del amo" de Eloy Martínez, pues, yo estaba leyendo exactamente el mismo,y lo tenía en mi cartera. Sin intuirlo, cruzamos las miradas, y fue, estúpidamente increíble, estuve 4 o 5 segundos mirándolo fijamente y sin darme cuenta sonreí como una perfecta idiota, lo cual no fué tan vergonzoso porque él también sonrió como idiota, así que en ese momento supe que haría cualquier tipo de acción (de la cuál luego me arrepentiría, claro) para seguir captando su atención y que viniera a sentarse conmigo.
Saqué mi libro de la cartera y lo puse, al igual que él, al lado de mi vaso, lo cual lo sorprendió y luego de un rato, noté en sus cejas la expresión de desición por impulso, y lo ví venir hacia mí con su libro en la mano. Mantuve mi risa estúpida y puse mi mejor cara tímida.. - así que tuve suerte, ahora se supone que me acerqué para hablarte de libros que tenemos en común - dijo, y reí sutilmente - antes de entablar conversación, tengo que confesarte que acabo de comenzar a leerlo, sólo lo saqué a la vista para captar tu atención - dije, y sonrió tiernamente..(to be con..bla bla)
Nadia R.